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Friday, Jun 13, 2025

La reforma del Senado requiere responsabilidad mensual del primer ministro español Sánchez.

Nuevas regulaciones establecen la obligación de apariciones mensuales del Primer Ministro y mejoran la supervisión del Senado en medio de preocupaciones sobre la rendición de cuentas del gobierno.
El miércoles, el Senado español tiene previsto votar una reforma de su reglamento impulsada por el Partido Popular (PP).

Esta reforma tiene como objetivo fortalecer los mecanismos de supervisión sobre el gobierno, que el PP describe como una respuesta a un "preocupante deterioro" en el cumplimiento de las obligaciones de rendición de cuentas políticas por parte de la administración.

Si se aprueba, se exigirá al primer ministro, Pedro Sánchez, que comparezca ante el Senado al menos una vez al mes para su escrutinio.

Según fuentes oficiales, el primer ministro no se ha presentado en el Senado en más de un año.

Además, sus ministros también han demostrado un patrón de ausencia, lo que ha generado preocupaciones entre los partidos de oposición acerca de la transparencia y responsabilidad gubernamental.

Sánchez no ha concedido entrevistas a los medios españoles en casi un año y ha evitado responder preguntas en conferencias de prensa durante el último mes y medio.

El artículo 164 propuesto del reglamento del Senado establece explícitamente: "El primer ministro responderá a las preguntas en una sesión plenaria de la Cámara al menos una vez al mes durante los períodos de sesiones ordinarias, salvo que razones justificadas notificadas a la Cámara lo impidan."

Bajo esta nueva disposición, el órgano de gobierno del Senado determinará el número de preguntas dirigidas al primer ministro durante cada sesión plenaria, así como la distribución de preguntas entre los diferentes grupos políticos y el momento de respuesta.

La consideración de este proyecto de reforma, junto con propuestas alternativas, se llevará a cabo en el Senado el miércoles.

El PP tiene una mayoría absoluta en la cámara alta, lo que sugiere que esta iniciativa será aprobada, dejándole de lado las propuestas de grupos nacionalistas e independentistas que abogan por el uso de lenguas cooficiales en todos los procedimientos del Senado.

El preámbulo de la reforma destaca una creciente preocupación sobre el compromiso regular del gobierno con los controles políticos en el Senado.

El PP ha criticado la no aparición de Sánchez y la frecuente ausencia de ministros en las sesiones del Senado.

En consecuencia, el gobierno deberá justificar cualquier ausencia con al menos 24 horas de antelación.

Además, los grupos parlamentarios tendrán la oportunidad de expresar sus opiniones sobre la suficiencia de las justificaciones para la ausencia de cualquier ministro, así como un tiempo designado al inicio de cada sesión para asegurar que esto se documente, descrito por fuentes como un posible disuasorio.

Los senadores también podrán solicitar que cualquier otro miembro del gobierno responda a sus consultas si el ministro correspondiente no está presente en la sesión; no habrá posibilidad de aplazamiento por ausencia.

Además de esta reforma, los partidos nacionalistas e independentistas han propuesto una alternativa que busca integrar las lenguas cooficiales, como el catalán, el euskera y el gallego, de manera equitativa con el español en todas las obras orales y escritas del Senado.

También exigen provisiones presupuestarias para la compra de equipos de traducción y la contratación de traductores e intérpretes, junto con garantizar que todas las comunicaciones y documentación, incluido el contenido de los sitios web, se publiquen en todos los idiomas reconocidos.

El PP se ha opuesto firmemente a esta reforma lingüística alternativa, manteniendo una postura en contra de cualquier cambio en la política lingüística del Senado.

Las enmiendas propuestas incluyen otros cambios significativos en el reglamento del Senado.

Los senadores ahora deberán tomar sus juramentos solo con las frases "juro" o "prometo", eliminando variaciones creativas.

Las declaraciones de actividades, bienes e intereses económicos serán obligatorias para los senadores, y deberán presentarse al comienzo de la sesión legislativa y actualizarse con cualquier cambio.

El incumplimiento será señalado y divulgado públicamente.

La reforma también simplifica el proceso para iniciar investigaciones parlamentarias, permitiendo que el gobierno o 25 senadores las soliciten sin requerir diversidad de grupos.

Estas investigaciones pueden obligar a la asistencia de cualquier persona, excluyendo a jueces y magistrados, en relación con asuntos relacionados con sus funciones judiciales.

El presidente del Senado tendrá la autoridad para interrumpir los debates si alguna observación compromete la dignidad de un grupo o partido político, proporcionando un tiempo de respuesta de tres minutos para refutaciones.

Se facilitará la votación telemática en diversas circunstancias, incluidas el embarazo, la salud y otras ausencias autorizadas.

En situaciones donde una propuesta legislativa sea rechazada por mayoría absoluta, servirá efectivamente como un veto del Senado.

Esto busca abordar preocupaciones sobre la viabilidad de las propuestas del Senado, como las vinculadas a beneficios para miembros encarcelados del grupo terrorista vasco ETA, que el PP argumenta han sido sistemáticamente obstaculizadas por el Congreso.

Las nuevas regulaciones también incorporan medidas para contrarrestar lo que el PP ha denominado el "congelador Armengol", refiriéndose a propuestas legislativas estancadas por el presidente del Congreso a pesar de su aprobación en el Senado.

Si una propuesta se retrasa indebidamente, un grupo parlamentario o 25 senadores pueden proponer un conflicto de poderes a la sesión plenaria.

El gobierno debe confirmar qué ministros asistirán al Senado al menos 24 horas antes de que se puedan presentar preguntas, acompañadas de justificaciones adecuadas para cualquier ausencia.

Las preguntas escritas dirigidas al gobierno deben recibir respuestas en un plazo de 20 días, con opción a una prórroga de 20 días a solicitud justificada del gobierno y aprobación posterior del órgano de gobierno.

La reforma toca casi cincuenta artículos del reglamento del Senado, con el objetivo de limitar los tiempos de intervención del gobierno y permitir el recurso al Tribunal Constitucional en caso de bloqueos congresuales.

La iniciativa del PP destaca un deseo de que el Senado tenga mayor autoridad para oponerse eficazmente al Ejecutivo.

La votación sobre la reforma propuesta está programada para el miércoles.

Si se aprueba, Pedro Sánchez estará obligado a presentarse ante el Senado al menos una vez al mes en las próximas sesiones, ya que las nuevas regulaciones entrarán en vigor tras su aprobación y publicación oficial.
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