El presidente Donald Trump anunció que los aranceles sobre el acero y el aluminio aumentarán del 25% al 50%, a partir del 4 de junio. Esta decisión ha suscitado una fuerte condena por parte de la Comisión Europea (CE), que caracterizó el movimiento como un menoscabo de las negociaciones en curso destinadas a resolver disputas arancelarias anteriores.

Un portavoz de la CE expresó su profundo pesar por la escalada de los aranceles, destacando las preocupaciones de que la decisión añade incertidumbre a la economía global y aumenta los costos para consumidores y empresas en ambos lados del Atlántico.

En respuesta, la Unión Europea (UE) indicó que las contramedidas entrarán en vigor automáticamente el 14 de julio, o potencialmente antes si las circunstancias lo requieren.

La CE está finalizando actualmente consultas sobre la expansión de estas medidas de represalia.

El portavoz declaró que si no se alcanza una solución mutuamente aceptable, tanto las medidas existentes como las adicionales de la UE entrarían en vigor en la fecha especificada.

Este anuncio se produce tras la decisión de un tribunal de apelaciones de EE.UU. de levantar una suspensión impuesta por el Tribunal de Comercio Internacional, que había bloqueado anteriormente aspectos significativos de la política arancelaria de Trump sobre importaciones de varios países.

También se hizo en medio de discusiones en curso con la UE, donde Trump había amenazado con un arancel del 50% sobre productos de la UE a partir del 1 de junio, citando un progreso insuficiente en las negociaciones.

En un esfuerzo por extender el diálogo, la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, sugirió prolongar las discusiones hasta el 9 de julio, una propuesta que Trump aceptó.

Las tensiones comerciales entre EE.UU. y la UE se remontan a abril, cuando Trump implementó aranceles de hasta el 20% sobre una gama de productos europeos.

En ese momento, ambas partes habían acordado una tregua de 90 días, pero aún no se ha alcanzado un acuerdo final.