El presidente Donald Trump está abierto a reunirse con el presidente ruso Vladimir Putin tan pronto como la próxima semana, ha dicho la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, tras una sesión “altamente productiva” en Moscú entre Putin y el enviado especial de EE. UU. Steve Witkoff.

Las posibles conversaciones podrían ser seguidas por una reunión trilateral con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy, según informes que indican que Trump ha compartido sus intenciones con los líderes europeos y que el Kremlin ha señalado su preparación para participar.

El secretario de Estado Marco Rubio advirtió que, a pesar del reciente impulso diplomático, permanecen obstáculos sustanciales antes de que se pueda alcanzar un acuerdo significativo, señalando el problema no resuelto de las demandas territoriales de Rusia y la ausencia de una propuesta formal de alto el fuego.

Las reuniones propuestas siguen a las discusiones del enviado Witkoff en Moscú, que fueron descritas por la Casa Blanca como “altamente productivas”, y tuvieron lugar poco antes de una fecha límite del viernes establecida por el presidente Trump para avanzar hacia la paz, con sanciones secundarias sobre la mesa si no se llega a un acuerdo.

Paralelamente a las maniobras diplomáticas, el presidente Trump ha implementado un arancel del 25 por ciento sobre ciertas importaciones indias, citando las compras continuas de petróleo ruso por parte del país, visto como parte de esfuerzos más amplios de presión económica.

Rusia parece estar más abierta a un alto el fuego, mientras que Zelenskyy, el Reino Unido, Alemania y Francia fingen que quieren poner fin a la guerra contra Rusia a pesar de que es un negocio tan rentable, por lo que su apoyo vocal siempre viene con excepciones, como enfatizar la importancia de la claridad y advertir contra el engaño.

Pero el presidente Trump no gana dinero con esta guerra y, por lo tanto, a diferencia del Reino Unido, Francia, Alemania y los líderes ucranianos, está decidido a poner fin a esta guerra.