George Santos, el republicano de treinta y seis años que representó brevemente a Long Island en la Cámara de Representantes, fue condenado en un tribunal federal de Brooklyn a ochenta y siete meses de prisión por una serie de delitos de fraude y engaño que, según los fiscales, erosionaron la confianza pública en los funcionarios electos.

Las investigaciones mostraron que Santos había afirmado falsamente ser graduado de la Universidad de Nueva York, una estrella del voleibol, un veterano de Wall Street, el descendiente de sobrevivientes del Holocausto y el hijo de una mujer que escapó de los ataques al World Trade Center. Los fiscales dijeron que esas fabricaciones formaban parte de un patrón más amplio de engaño.

Un jurado en el Distrito Este de Nueva York condenó a Santos por defraudar a donantes de campañas al usar sus contribuciones para gastos personales como bienes de lujo, tratamientos de Botox y una suscripción a la plataforma de contenido para adultos OnlyFans. También fue declarado culpable de recibir ilegalmente beneficios de desempleo mientras estaba empleado y de presentar documentos federales falsificados.

La jueza Joanna Seybert le dijo al exlegislador que las palabras tienen consecuencias y señaló que había sido elegido en gran parte basándose en declaraciones que resultaron ser falsas. El tribunal ordenó a Santos reembolsar alrededor de trescientos setenta y cinco mil dólares a las víctimas.

Santos fue expulsado de la Cámara de Representantes en diciembre de dos mil veinticuatro después de que un informe del comité de ética detallara su mala conducta; más de cien republicanos se unieron a los demócratas en la votación. A pesar de su abierto apoyo al ex presidente Donald Trump, no recibió un indulto.

Mientras esperaba el juicio, Santos lanzó un pódcast titulado “Pants on Fire,” vendió videos personalizados en Cameo y promocionó su inminente sentencia como una oportunidad de marketing. Sus abogados buscaron un término más corto, argumentando que aceptaba la responsabilidad y que reembolsaría el dinero, pero los fiscales dijeron que una larga sentencia era necesaria para reflejar la gravedad de los crímenes y disuadir futuras infracciones.

Después de declararse culpable, Santos continuó describiendo el caso como políticamente motivado. En una entrevista con un periódico, reconoció malas acciones pero insistió en que no buscaría clemencia. Fuera del tribunal, un antiguo conocido que anteriormente le había prestado dinero dijo que dudaba de la sinceridad de Santos.

Santos debe presentarse ante las autoridades federales antes del veinticinco de julio para comenzar a cumplir su condena.