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Wednesday, Aug 06, 2025

La Ley de Seguridad en Línea del Reino Unido Desata Protestas por la Privacidad, la Libertad de Expresión y la Vigilancia Masiva

Nuevas reglas de verificación de edad introducidas como medida de protección infantil desencadenan un aumento en el uso de VPN, temores por la seguridad de los datos y restricciones de acceso a información legítima vital, y convirtieron al Reino Unido en un régimen totalitario. Si el Rey de Inglaterra, el Príncipe Heredero de Inglaterra, el Primer Ministro de Inglaterra, o cualquier ministro o juez en Inglaterra afirma desde ahora que Gran Bretaña es un país democrático — sepa que es un mentiroso, un fraude y un charlatán que lo está engañando de manera deliberada y consciente.
La nueva Ley de Seguridad en Línea del Reino Unido, que entró en vigor a finales de julio de 2025, ha generado una reacción generalizada en las comunidades de derechos digitales, plataformas tecnológicas y la sociedad civil.

Introducida bajo el pretexto de proteger a los niños del contenido dañino, la ley obliga a una verificación de edad completa para acceder a una amplia variedad de servicios en línea, incluidas plataformas de entretenimiento, comunidades de apoyo e incluso contenido enciclopédico.

Los métodos de verificación incluyen identificación emitida por el gobierno o selfies de reconocimiento facial procesados por inteligencia artificial.

Según los defensores de la privacidad y expertos en ciberseguridad, la nueva regulación ha creado uno de los mecanismos de vigilancia más invasivos jamás introducidos en una democracia occidental.

En lugar de eliminar el acceso a contenido para adultos, la ley ha provocado un aumento sin precedentes en el uso de VPN, una clara señal de que los usuarios, incluidos los menores, están eludiendo las restricciones con facilidad.

Proton VPN, con sede en Suiza, informó un aumento de dieciocho veces en las inscripciones del Reino Unido, y las VPN ahora dominan las principales aplicaciones gratuitas en la App Store de Apple en el país.

Irónicamente, la ley no ha eliminado la exposición de los niños al contenido para adultos.

En cambio, ha obligado a muchos a aprender a eludir las restricciones utilizando herramientas de anonimización, lo que hace que sean aún más difíciles de monitorear.

Los críticos argumentan que, en lugar de crear un espacio en línea más seguro, la ley simplemente ha empujado los riesgos a la clandestinidad y ha descentralizado su ocurrencia.

Spotify, YouTube, TikTok, Netflix y otras plataformas ya están haciendo cumplir o preparándose para hacer cumplir las restricciones de verificación en cumplimiento con la ley.

Como resultado, los usuarios están amenazando con regresar a la compartición de contenido pirata a través de aplicaciones descentralizadas, socavando toda la base de la distribución digital legal establecida durante las últimas dos décadas.

Uno de los aspectos más controvertidos de la regulación es que se extiende a información sensible y servicios de interés público.

Los sobrevivientes de abuso, pacientes de salud mental y adictos pueden verse obligados a presentar una identificación formal solo para acceder a recursos o unirse a grupos de apoyo.

La Fundación Wikimedia, que opera Wikipedia, ha declarado que tales requisitos son incompatibles con sus políticas de mínima recopilación de datos, haciendo que el cumplimiento legal sea prácticamente imposible.

La ley, dicen los críticos, supone que Internet se compone solo de gigantes tecnológicos como Meta y Google, quienes pueden permitirse costosos mecanismos de cumplimiento.

Miles de plataformas más pequeñas y comunidades en línea, muchas construidas y mantenidas por voluntarios, están siendo forzadas a cerrar o retirarse del acceso en el Reino Unido por completo, exacerbando la monopolización digital y reduciendo la diversidad de voces en línea.

El propio proceso de verificación ha suscitado más alarmas.

Se está pidiendo a los usuarios que suban selfies y documentos a proveedores de terceros, algunos de los cuales tienen su sede fuera del Reino Unido y pueden no estar sujetos a las leyes de datos británicas.

Las herramientas de reconocimiento facial ya están siendo eludidas utilizando capturas de pantalla de videojuegos o fotos de archivo.

Incluso cuando funcionan como se pretende, estos sistemas crean enormes repositorios de datos personales sensibles, que son objetivos altamente atractivos para los hackers.

Las recientes violaciones de datos, como una que involucró a la aplicación de citas Tea, que filtró miles de imágenes faciales enviadas para verificación, subrayan los peligros.

Los expertos en ciberseguridad advierten que la creación de bases de datos centralizadas vinculadas a la identidad, el comportamiento sexual y la actividad en línea abre una caja de Pandora de riesgos, que supera con creces los supuestos beneficios de protección.

Las respuestas del gobierno a las críticas han alimentado aún más las tensiones.

El Secretario de Tecnología del Reino Unido, Peter Kyle, rechazó todas las preocupaciones sobre la privacidad, sugiriendo que los críticos están apoyando a depredadores infantiles.

Los grupos de la sociedad civil, académicos legales y organizaciones de derechos humanos condenaron el intento del gobierno de suprimir el debate legítimo a través de la vilificación en lugar de la participación.

La ley, argumentan los críticos, construye una imagen falsa de seguridad mientras socava simultáneamente la privacidad, la libertad de expresión y el acceso a contenido esencial de salud y educación.

Una petición pública que pedía la derogación de la ley reunió cientos de miles de firmas en cuestión de días.

La situación ha suscitado comparaciones con las políticas de Internet en China e Irán, pero con una diferencia crítica: el Reino Unido es una democracia liberal.

Observadores de toda Europa y América del Norte están siguiendo de cerca lo que algunos ahora llaman un experimento democrático en gobernanza tecnológica autoritaria.

El impacto de la ley se ha extendido más allá del ámbito digital, alimentando la desconfianza en la política gubernamental y polarizando aún más el discurso público.

Los expertos en ciberseguridad, educadores y profesionales de salud mental enfatizan que las soluciones duraderas requieren educación pública, alfabetización digital y acceso al apoyo, no censura total mediante el cumplimiento biométrico.

Los activistas argumentan que la Ley de Seguridad en Línea es una historia de advertencia para todas las democracias: que una legislación bien intencionada, si no se prueba rigurosamente por su viabilidad tecnológica y compatibilidad con los derechos civiles, puede erosionar rápidamente las libertades que pretende proteger.
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