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Monday, Mar 31, 2025

Figuras culturales y activistas se oponen al aumento militar de Europa en medio de tensiones políticas.

Figuras culturales y activistas se oponen al aumento militar de Europa en medio de tensiones políticas.

Surgen protestas y críticas a medida que España refuerza sus compromisos con el presupuesto de defensa en respuesta a preocupaciones geopolíticas.
En la misma mañana en que el primer ministro español Pedro Sánchez defendió la necesidad de acelerar el gasto en defensa durante una sesión en el Congreso, cientos de figuras culturales y activistas por la paz se reunieron frente al Parlamento para expresar su oposición al aumento militar en Europa.

Los activistas afirmaron: "El rearme de Europa no traerá paz; no contribuirá a la distensión, sino que nos acercará a la guerra." El manifiesto, leído por los actores Carolina Yuste y Juan Diego Botto en los escalones de la Cámara de Diputados, contó con el apoyo de numerosas personalidades del cine, la literatura y la música españolas, incluidos Alberto San Juan, Aitana Sánchez-Gijón, Javier Bardem y Rozalén, entre muchos otros, y fue coordinado por Aipaz y el Centre Delàs d’Estudis per la Pau.

El manifiesto plantea preguntas críticas sobre el urgente y sustancial gasto militar propuesto por los gobiernos europeos, enfatizando la falta de debate público y transparencia en torno a estas decisiones.

Los manifestantes mostraron pancartas que decían "No a la guerra" y "No al rearme", reflejando aún más los sentimientos expresados en el manifiesto.

Sánchez reafirmó el compromiso de España de cumplir con los requisitos de la OTAN de destinar el 2% del PIB a la defensa para 2029, una demanda respaldada por sus aliados europeos.

En su discurso, instó a Europa a "superar la melancolía paralizante" y adaptarse a las realidades actuales.

El manifiesto contraargumentó esta perspectiva, cuestionando cómo el aumento del gasto militar mejoraría servicios esenciales como la educación, la atención sanitaria, la vivienda, la estabilidad cultural, la armonía ambiental o la solidaridad internacional.

La protesta enfatizó una creencia de que el contexto militar tiene implicaciones para los derechos sociales y puede fomentar condiciones propicias para la represión y el autoritarismo.

Los activistas transmitieron la necesidad de inversiones que prioricen la atención sanitaria y la educación pública de calidad, viviendas asequibles para los jóvenes, pensiones para los ancianos y la protección de los niños de los horrores de la guerra.

En el Congreso, Sánchez defendió su posición al declarar que el aumento del gasto en defensa y seguridad no comprometería el estado de bienestar, afirmando: "Cuando se hace correctamente, una mayor inversión en seguridad protege el modelo social en lugar de disminuirlo." Los activistas desafiaron este punto de vista, abogando por esfuerzos políticos y diplomáticos centrados en el diálogo en lugar de la escalada militar.

El manifiesto articuló preocupaciones sobre la asignación de las finanzas públicas, instando a redirigir los fondos lejos de las inversiones militares hacia servicios sociales esenciales.

Los firmantes expresaron que no aceptarían la noción de reallocar recursos de hospitales, escuelas y sistemas de apoyo social a gastos militares.

El documento concluyó con una declaración de que las soluciones militares no generan paz duradera, pero las resoluciones políticas sí.

Este sentimiento fue respaldado por varios académicos y periodistas que apoyaron el manifiesto.

Dentro del Parlamento, Sánchez enfrentó una creciente presión de aliados de izquierda, incluidos Sumar, ERC y Bildu, quienes lo desafiaron sobre la política de defensa, pidiendo discusiones serias sobre la relación de España con la OTAN y oponiéndose a los planes de aumento del gasto militar.

Durante el debate, la portavoz de Sumar, Verónica Martínez Barbero, criticó la noción de que más gasto militar equivale a más seguridad y pidió una reconsideración de las prioridades a la luz de las complejas amenazas que enfrenta Europa.

Martínez argumentó que una estrategia de seguridad centrada únicamente en la militarización es ineficaz y socava las bases democráticas.

Instó a un cambio fundamental en la estrategia de seguridad europea, sugiriendo que Europa debería priorizar los esfuerzos cooperativos y las políticas equitativas en lugar de aumentar los presupuestos militares.

A medida que los planes del presupuesto de defensa de Sánchez continúan provocando disenso público y político, los políticos de izquierda enfatizaron la necesidad de una reevaluación de los compromisos militares de España y un cambio hacia abordar las desigualdades sociales a través de medidas diplomáticas en lugar de acumulaciones militares.

Los defensores de esta perspectiva expresaron preocupaciones sobre el aumento del gasto militar y sus posibles consecuencias para los programas de bienestar social.
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