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Wednesday, May 14, 2025

Las negociaciones comerciales entre EE. UU. y China cambian a medida que Trump modifica la estrategia de aranceles.

Las negociaciones comerciales entre EE. UU. y China cambian a medida que Trump modifica la estrategia de aranceles.

En un cambio rápido, Estados Unidos y China han acordado un marco para negociaciones destinadas a aliviar las tensiones comerciales, marcando una desviación significativa de las políticas arancelarias anteriores.
En un notable cambio de política, Estados Unidos y China han iniciado discusiones con el objetivo de establecer un nuevo marco comercial, poco más de un mes después de que el Presidente de EE. UU. anunciara un autodenominado Día de Liberación para la economía.

Este acuerdo inminente surge como respuesta a las crecientes tensiones económicas y está destinado a alterar significativamente el panorama de las relaciones comerciales entre EE. UU. y China.

Bajo el nuevo acuerdo, Estados Unidos reducirá los aranceles sobre los bienes chinos de un promedio del 145% al 30%, mientras que China reciprocirá con una disminución de los derechos de importación sobre los productos estadounidenses del 125% al 10%.

Además, China se ha comprometido a suspender o cancelar medidas no arancelarias que han sido perjudiciales para las exportaciones estadounidenses, algunas de las cuales han tenido impactos económicos considerables.

Esta recalibración permite a Washington abordar preocupaciones políticas internas al hacer que las importaciones chinas sean más costosas, mientras mejora simultáneamente la competitividad de China a pesar de los aranceles propuestos.

Actualmente, los salarios en el sector privado en China son considerablemente más bajos, representando menos de una cuarta parte de los de Estados Unidos, lo que se suma a los subsidios gubernamentales que refuerzan la competitividad de las exportaciones chinas.

La drástica reducción de aranceles ha tomado por sorpresa a muchos operadores del mercado, ya que no anticiparon un cambio tan rápido en la política comercial.

JPMorgan ha ajustado al alza sus pronósticos económicos para China, calificando los recientes desarrollos como 'sorpresivamente positivos' para aliviar los conflictos comerciales.

Los analistas proyectan que si los nuevos aranceles más bajos se mantienen durante el año, la tasa de crecimiento del PIB anual de China podría alcanzar el 4.8%, un aumento de las estimaciones anteriores del 4.1%.

La justificación detrás de este acuerdo puede ligarse al impacto negativo que tuvo la anterior estrategia de aranceles agresivos en la economía estadounidense, resultando en un crecimiento económico más lento, tasas de interés estancadas en medio de preocupaciones de inflación y una mayor incertidumbre que ha contribuido a la volatilidad del mercado.

Los líderes de la industria, que dependen de las importaciones de China, como Apple y Nike, han expresado su preocupación por las repercusiones económicas de mantener aranceles elevados.

Grandes minoristas como Amazon y Walmart también han advertido a la Casa Blanca sobre posibles efectos adversos en sus cadenas de suministro.

El economista Enrique Feás enfatizó que los puertos de EE. UU. estaban experimentando una desaceleración en los envíos de carga desde China, lo que genera temores de interrupciones en la producción.

Señaló que el establecimiento de un arancel general del 30% crea un entorno propicio para reanudar los flujos comerciales desde Shanghái, el puerto exportador principal en China.

Este último acuerdo marca el segundo importante pacto comercial para EE. UU. tras un reciente acuerdo con el Reino Unido.

En el ámbito de los ingresos, los ingresos anticipados por aranceles no se han materializado como se proyectó originalmente por la administración Trump.

Varios estudios han puesto en duda la capacidad de la administración para generar ingresos a través de aranceles comparables a los ingresos fiscales, que era un medio propuesto para financiar los prometidos recortes de impuestos.

Las discusiones actuales sugieren que el arancel nominal del 30% es menos oneroso de lo que se implica, especialmente en comparación con los promedios del pasado.

Según la Organización Mundial del Comercio, la tasa arancelaria promedio impuesta por EE. UU. a sus socios comerciales en 2021 fue del 4.8%, con un 9.2% para productos agrícolas.

Además, EE. UU. mantiene varias líneas arancelarias que superan el 300%, principalmente sobre tabaco y productos agrícolas selectos.

Si bien el Presidente de EE. UU. está facultado para negociar acuerdos comerciales internacionales, la Constitución reserva la autoridad congresional para establecer aranceles y regular el comercio externo.

Tradicionalmente, el Congreso ha delegado la autoridad de negociación al poder ejecutivo a través de procedimientos de vía rápida, facilitando los procesos de aprobación simplificados.

Tras el acuerdo de Ginebra, la administración Trump parece estar recalibrando sus estrategias comerciales anteriormente agresivas, con comentarios del Presidente sugiriendo un deseo de relaciones más conciliadoras con China.

Los informes indican que el Presidente Trump podría participar en una conversación telefónica con el Presidente chino Xi Jinping pronto, marcando un paso potencialmente crucial en el avance de estas discusiones comerciales.

A pesar de la reducción de aranceles, China no ha hecho concesiones significativas y permanece firme en mantener sus aranceles de represalia contra EE. UU. El Secretario del Tesoro señaló a la administración Biden por agravar el desequilibrio comercial con China, que también había empeorado bajo la anterior administración Trump.

La administración tiene como objetivo reportado una tasa arancelaria fundamental del 10% en general para todos los países, incluido la UE, de la cual podría negociar y promover la narrativa de traer de vuelta la manufactura a EE. UU. mientras aborda los déficits comerciales.

Sin embargo, los altos costos domésticos en EE. UU. desafían la eficacia de estos aranceles para alcanzar los objetivos económicos previstos.

Los mercados globales han reaccionado positivamente al último acuerdo, regresando a niveles previos al Día de Liberación, aunque la atmósfera general de incertidumbre en el comercio internacional persiste.

Los exportadores continúan buscando estabilidad, mientras que las fluctuaciones en la moneda, particularmente el dólar fortalecido, complican aún más las dinámicas comerciales.
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